Si las llamas son las estrellas tranquilas de los Andes, los guanacos son los espíritus libres de la Patagonia. Pertenecen a la misma familia de camélidos que las llamas, las alpacas y las vicuñas, aunque prefieren mantenerse en estado salvaje. Habitan sobre todo en Argentina, Chile, Perú y Bolivia, y están perfectamente adaptados a la vida en las alturas: su espeso pelaje los protege del frío y sus patas acolchadas les permiten desplazarse con soltura por terrenos rocosos que harían dudar incluso a una cabra montés.